En la Dulzura de la Unidad

Oración del Amanecer
En el nombre del silencio y los susurros del alba, del llamado de la lechuza y la afinación del zorzal.
Juro que no perderé de vista el horizonte limpio de odio y no seré infiel a mi deseo genuino de armonía, que seré respetuosa de la nobleza de cada brote e intentaré cuidarlo.
En el nombre del sol y sus deliciosos reflejos, del día despejado y los inevitables nubarrones, de la vitalidad de los más jóvenes y de la sabiduría de los más viejos.
Honraré el tiempo que me sea concedido en cada lugar y momento con la guía de mi corazón esperanzado.
Que así sea.
El amanecer sobre la costa del río estimula mi sensibilidad y aun sin desearlo, agudiza mi percepción. Es sutil la forma en que despeja el camino del corazón con un andar paciente. Un sentido del orden trascendente se huele en el aire e invita a enraizarnos en nuestro ser más profundo para contemplar el cuadro y adentrarse en él. Es reconfortante visitar en la mañana la soledad de las grandes cosas y dejarse acariciar por su silencio.
Tanto la brisa inquieta que nunca está inmóvil como las aguas del mar que siempre transmiten seguridad en sus desplazamientos son ejemplo de individualidad. El viento nos enseña que tal vez no veamos la fuerza mayor que mueve la vida, pero podemos observarla en la forma en que se desarrollan los eventos. De manera lenta pero persistente la luz del sol gesta las grandes transformaciones. Los días nos van tallando y en el proceso van quedando al descubierto nuestras características esenciales. Conectar con el enorme poder que tiene el equilibrio natural para compensar los extremos es fuente de comprensión. Todo es movimiento y para acompañar el ritmo necesitamos mantenernos flexibles. Lo que está oculto en algún momento se manifiesta. Porque la vida no se guarda nada.
A los ojos de la naturaleza no hay nada que conquistar, todo está en constante transformación, recreándose y expandiéndose en asociación con un ritmo armónico. El poder de la naturaleza se muestra siempre equilibrado y confiado; sin nada que demostrar, cada elemento se mantiene abierto al principio creativo para desplegar su potencial. En la naturaleza no hay distinciones y la vida se expresa inhalando caos y exhalando orden con total fluidez.
Todos tenemos la capacidad de ir hacia adentro, volvernos receptivos con nuestros procesos internos y reencontrarnos con el propio equilibrio en relación al mundo. El impulso creativo busca expresarse y cuando logramos alinear sentimientos e intención nos armonizamos. Conquistarnos a nosotros mismos nos hace fuertes en el mejor de los sentidos. Un gran poder crece en el umbral de la conciencia cuando nos abrimos a los aspectos de la vida que no se ven y no tenemos nada que defender.

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