En el Abrigo de la Quietud

«Reconocerás lo desconocido cuando te sientes a contemplar lo conocido y al invocar comprensión aceptes la incertidumbre.» (Alice White)

Todos tenemos una bondad básica que surge del profundo reconocimiento del sufrimiento en uno mismo y que vemos reflejado en los demás seres vivos. Cuando tomamos conciencia viene acompañado del deseo y esfuerzo por aliviarlo. A medida que fui descubriendo mis propias heridas la palabra compasión tomó un significado completamente diferente en lo cotidiano. 
A través del contacto contemplativo con la naturaleza, con el paso del tiempo mi comprensión fue adentrándose en una nueva dimensión. En la dinámica del mundo natural puede verse sufrimiento en abundancia, no solo sufrimos los seres humanos. Me cuesta mucho aceptar la lógica del sufrimiento básico como para contribuir con mi inconsciencia a agrandarlo. Es por eso que me ilustro, razono, reflexiono, medito y escucho con atención a mi corazón alejándome de toda ideología que condicione mis acciones. El otro cobra un significado de relevancia primordial cuando me siento personalmente afectada en su sufrimiento. Explorar las propias heridas nos hace compasivos. No renunciemos a lo que somos en esencia por intentar ser alguien.

«Que tu alma encuentre la gracia para elevarse por encima del dominio de las pequeñas mediocridades.» (John O ‘ Donohue)

Con tantas voces ridículas a nuestro alrededor compitiendo por nuestra atención, no es difícil entregar nuestra mente a ideas trasnochadas. Nos creemos libres pero adoptamos una actitud pasiva que es el territorio preferido de los «virus mentales».
Cuando paso tiempo en la naturaleza me impregno de su silencio, de su ritmo lento y de la dinámica de su quietud. Es un descanso reparador que me hace recapacitar sobre lo que doy por sabido y sobre aquello que me resulta lógico. No me «contagio de nada» sino me reencuentro con la mirada serena, recupero claridad para leer los hechos y equilibrio para orientar las decisiones.

Hay noticias que aturden, que nos alejan del eje de las cosas. Otras abren caminos y generan esperanza. Trato de oír las palabras y su significado para comprender e intento escuchar la voz y sus tonos como horizonte de sentido.
Pero hay cosas que escapan a las palabras y se evidencian en lo no dicho, en eso que suele ser la expresión de la trama. El silencio es, entre tantas cosas alteradas, un encuentro estético. Porque hay cosas que simplemente agotaron su vitalidad y solo les queda su estrechez.

De lo inevitable del dolor y su integración.

La vida nos coloca frente a situaciones desagradables y circunstancias difíciles que con una actitud inadecuada podemos agrandar y hacer más violentas.  Aún cuando seamos capaces de observar el dolor y pensar que lo aceptamos como parte de la vida podemos seguir negándolo. Porque cuando pensamos que podemos controlar la posibilidad de vivirlo asumimos un comportamiento que intenta aligerar el miedo de su presencia latente. Creemos poder protegernos del dolor y sobreactuamos causándonos un dolor más intenso. Sobrecorregir es fuente de dolor en sí mismo. Meditar ayuda, pero no lo cura todo como si fuera un elixir multipropósito. Sufrimos por causas variadas y algunas de ellas requieren atención psicológica. Para poder trascender el ego, ampliar nuestra visión del mundo e integrar los parámetros que lo constituyen y nos moldean, es necesario tener una personalidad madura. El ego necesita estar bien asentado y explorado para poder acceder a los pasos siguientes de la escalada espiritual. La vida es fascinante, maravillosamente deslumbrante y llena de asombro, pero está lejos de ser fácil.

Salir del estado de ensueño en el que solemos vivir implica agudizar la percepción del momento presente y esa es un práctica, una forma de ver que puede ser entrenada sin tratar de manipular hechos ni evitar nada. La contemplación es una vía de acceso a un nivel de conciencia integrado. Percibir no es un proceso mental complejo o que involucra un sofisticado método sino que con profundo pragmatismo y delicadeza a la vez nos conecta con el instante puro y así nos muestra cómo convertir la aceptación en un estado.

Creo en el mundo como en una margarita, porque lo veo. Pero no pienso en él, porque pensar es no comprender… El mundo no se hizo para que lo pensáramos (pensar es estar enfermo de los ojos), sino para mirarnos en él y estar de acuerdo… (Fernando Pessoa)

La vida tiene momentos extremos muy difíciles y en la muerte un límite final a la existencia como la conocemos que es inevitable. Tener presente a la muerte como parte de la vida es fundamental para no evadirnos y liberarnos de la cargas que impiden una vida plena. ¿Cómo llegaremos a la frontera última de la muerte? ¿Con paz en la mente y agradecimiento en el corazón o con miedo y desesperación?

Nuestra conciencia tiene cualidades luminosas que se fortalecen a través de la decodificación de lo paradojal de la vida. La mente con su lógica dualista es la barrera a trascender para acceder a una comprensión abarcativa. Camuflar el dolor  nunca es el camino a la sabiduría innata.

 Soy un cuidador de rebaños.
El rebaño son mis pensamientos
Y mis pensamientos son todos sensaciones.
Pienso con los ojos y con los oídos
Y con las manos y los pies
Y con la nariz y la boca.

Pensar una flor es verla y olerla
Y comer un fruto es saberle el sentido.

Por eso, cuando en un día de calor
Me siento triste de gozarlo tanto.
Y me dejo a lo largo en la hierba,
Y cierro los ojos calientes,

Siento todo mi cuerpo dejado en la realidad,
Sé la verdad y soy feliz. 

(Fernando Pessoa)

¿Reencarnación o renacimiento? Lo que Buda no enseñó.

¿Se sorprenderían si les dijera que la reencarnación no es una enseñanza budista? Si es así, sorpréndanse, no lo es.

La reencarnación, normalmente se entiende como la transmigración después de la muerte de un alma a otro cuerpo. En el budismo no hay tal enseñanza. Una de las doctrinas fundamentales del budismo es anatta, no alma o no yo. No hay una esencia permanente de un «yo individual» que sobreviva a la muerte.

No obstante, los budistas hablan frecuentemente del renacimiento. Pero si no hay un alma o un yo permanente, ¿qué es lo que renace?

¿Qué es el Yo? 

El Buda enseñó que lo que pensamos que es nuestro «yo», nuestro ego, la conciencia-yo y personalidad, es una creación de los skandhas o agregados. Nuestros cuerpos, nuestras sensaciones emocionales, conceptualizaciones, ideas, creencias y conciencias, trabajan unidas para crear la ilusión de un yo distintivo y permanente. En cada momento, la ilusión del yo se renueva a sí mismo. No solamente nada se transfiere de una vida a otra, sino que nada se transfiere de un momento al próximo. Todos los fenómenos, incluyendo los seres, están en un estado constante de flujo, siempre cambiando, deviniendo y muriendo. Esta es una de las características de la existencia: anicca, la impermanencia.

¿Qué es renacer?

Según explica el maestro Walpola Rahula en su libro «Lo que el Buda enseñó», si entendemos que en esta vida podemos continuar sin una permanencia de un yo o un alma, ¿por qué no podemos entender que esas fuerzas que nos constituyen pueden continuar sin un yo o  alma luego que el cuerpo deja de funcionar? Las energías no mueren con el cuerpo sino continúan tomando otra figura o forma, que nosotros llamamos otra vida. Las energías físicas y mentales que constituyen el ser, tienen ellas mismas el poder de tomar una nueva forma.

Como no hay permanencia, una sustancia que no cambie, nada pasa de un momento a otro para que exista. Nacer y morir continúan constantemente sin interrupción, pero cambian en cada momento, dice el maestro zen John Daido Loori.

Los maestros nos dicen que «el yo» es una serie de momentos de pensamiento. Cada momento de pensamiento condiciona el próximo momento de pensamiento. Como esto no es fácil de comprender solamente con el intelecto, se enfatiza en la práctica de la meditación para comprender la íntima ilusión del yo.

Karma y renacimiento

La fuerza que propulsa esta continuidad es el karma, lo cual no significa destino (como suele ser interpretado por los occidentales) sino simplemente la acción y la reacción, la causa y el efecto. El budismo enseña que el karma significa «acción volitiva», cualquier pensamiento, palabra o acción condicionada por el deseo, el odio, la pasión o la ilusión crea karma. Cuando los efectos del karma se proyectan en pensamientos, palabras y acciones, el karma trae el renacimiento.

No hay duda que muchos budistas, orientales y occidentales, continúan creyendo en la reencarnación individual debido a su propia capacidad mental y espiritual para comprender. El Buda enseñó para la diversidad de personas y la interpretación literal de las parábolas o mitos pueden no hacer sentido a una mente moderna y por eso es tan importante discernir y diferenciar.

¿Cuál es el punto?

Las personas buscan una religión por las doctrinas que proveen respuestas simples a preguntas difíciles. El budismo no trabaja en esa forma. Simplemente creer en alguna doctrina acerca de la reencarnación o el renacimiento no tiene propósito. El budismo es una práctica que capacita para experimentar la ilusión o el engaño como ilusión o engaño, y la realidad como realidad.

El Buda enseñó que nuestra creencia ilusoria en el yo separado causa muchas frustraciones y pesar en la vida (dukka). Cuando la ilusión se experimenta como ilusión, nos liberamos.

Fuente: Extractado del artículo publicado por Barbara O´Brien para About Religion (http://buddhism.about.com/)

 

 

 

Del ser real y la doma del ego.

Cuando se trata de nosotros mismos, todo lo que podemos hacer es aprender a tratarnos compasivamente, abrazar las opciones que nos dejamos abiertas y fertilizar la posibilidad de lo bueno con la apertura nacida en la aceptación. A veces aquello que parece el problema es la bendición que nos conduce hacia un lugar de esperanza. Necesitamos aprender a amar el ser real que somos y dejar de lado el ideal de la perfección que no hace más que bloquearnos a nuestras potencialidades. ¿Cuál es el sentido de utilizar viejas heridas para edificar nuevos sufrimientos que las reafirman?

«Si quieres volverte sabio, primero debes escuchar a los perros salvajes que ladran en tu sótano.» (Nietzsche)

¿Conoces a alguien que haya muerto feliz por una vida en la seguridad de su pequeño mundo egoísta? Si la respuesta es no, ¿para qué insistimos en buscar seguridad en donde no la hay? ¿por qué dejamos que el miedo decida por nosotros haciendo de la estrechez mental un hábito? ¿por qué pretendemos hacer permanente lo que es claramente impermanente? ¿cuál es el sentido de vivir una vida examinada minuciosamente para ganar siempre sin espacio para la imaginación?
Vivir desde el corazón es hacerlo con pasión y rendidos activamente a nuestra vulnerabilidad. Y no es una fantasía romántica. Hay momentos en que ser imprudentes es una necesidad aún a riesgo del error o de poner en evidencia lo poco que sabemos. Todos tenemos un lado oscuro que necesita ser iluminado e integrado cuidadosamente o viviremos en su cono de sombra. Nadie muere orgulloso por la vida egoísta que ha llevado.

«La única opción que tenemos a medida que maduramos es la forma que habitamos nuestra vulnerabilidad. La manera en que nos hacemos más grandes, valientes y compasivos a través de la intimidad con nuestra desaparición.» (David Whyte)

Del positivismo, el pensamiento claro y el estado de conciencia .

En algunos entornos es casi obligatorio pensar positivamente y es común escuchar «el mundo es un gran lugar…», «todo es maravilloso y tiene una razón…». Pero luego uno puede distinguir en lo cotidiano, actitudes que expresan miedo, enojo, tristeza o decepción. De esta primera impresión, se podría deducir rápidamente que estaríamos frente a una incoherencia entre lo que se dice y se piensa. Aún cuando la intención sea pensar positivamente, el resultado no lo deja ver.

Los neurocientíficos dicen que hay una explicación para que esta situación sea habitual: Las neuronas que se disparan juntas, se conectan entre sí. Esto significa que los patrones repetitivos de actividad mental construyen estructuras neuronales. Por diferentes mecanismos, las sinapsis se sensibilizan y también se crean nuevas atrayendo más sangre a las regiones ocupadas. El tema es que el cerebro es muy bueno en la construcción de estructuras nuevas a partir de experiencias negativas. Aprendemos de inmediato del dolor y relativamente lento de las emociones positivas.

No es casual, la biología cerebral busca la supervivencia en primer lugar. El cerebro tiene un sesgo de negatividad que incorporó a lo largo de generaciones de evolución. La información negativa se adhiere creando patrones mientras que la información positiva casi resbala. Esto pone en evidencia que debemos hacer un esfuerzo consciente en aprender a pensar de manera de crear serenidad como una forma de estar en el mundo. Salir del modo reactivo e instalarnos en el modo de respuesta.

Creo útil el pensamiento positivo, pero no lo es tanto como un pensamiento claro. Es importante ser capaces de ver el panorama completo, todo el mosaico de la realidad sin tratar de cambiar los hechos de manera artificial. Tener a la vista tanto las baldosas negativas como las positivas y las neutrales. Dado que el cerebro deliberadamente se concentra en las negativas tenemos que poner atención para distinguir e incorporar las positivas.

La mente, vista como el proceso de crear pensamientos, tiene un gran poder de persuasión. Nos seduce y captura decidiendo qué es relevante y asignándole un valor absoluto a los hechos. Todos queremos evitar el sufrimiento, pero es necesario entender que el mismo no proviene de pensar negativamente sino de quedar atrapados, dominados y condicionados por esos pensamientos. Es habitual pensar que el trabajo interior consiste en erradicar los pensamientos negativos mientras potenciamos las emociones positivas y es lo primero que deberíamos abordar: Calmar la mente y serenarnos. Pero luego tenemos que hacer un trabajo más profundo: Necesitamos reducir la intensidad emocional negativa, aplacar la ira, el miedo y el apego y evitar que los pensamientos negativos nos dominen para poder enfocar la atención con claridad en lo que sucede.

El aporte que hace la práctica del silencio consciente provoca que el observador se mantenga activo para hacer la pausa y evaluar la situación. No se trata de disfrazar los hechos o negarlos sino de ir dando forma a una mente clara que crea pensamientos moldeados a través del discernimiento. Poco a poco va distinguiendo la forma en que opera la mente y puede ver los extremos, los patrones y decidir con mayor sabiduría, lucidez y compasión.

Meditar cada día, darle lugar al silencio como espacio de reposo va recreando un estado pacífico. La práctica cotidiana nos equilibra y nos ayuda a potenciar estados de armonía, perdón, gratitud y amor. En estos estados, podemos ver con ojos nuevos que la mente crea interpretaciones posibles de la realidad. Eso es todo. Y no es poco.

De la ética de vivir y la espiritualidad cotidiana.

Muchas veces justificamos un comportamiento poco ético y moralmente repudiable en el dolor inconsciente, el de la infancia o el no trabajado. El volvernos egoístas pasa así a tener un argumento lógico que lo sostenga aún en gente que podríamos considerar “buena”. Toda la doctrina de la reencarnación y el karma que sostienen las tradiciones espirituales orientales es fuente de un comportamiento ético para sus creyentes y establece una frontera para el obrar incorrecto. Puesto que las acciones de hoy darán sus frutos en el futuro (léase en esta vida o las siguientes) la noción sirve como límite para las acciones repudiables. En el mismo orden, se justifica a los afortunados que viven bien hoy en su buen karma pasado.

Pero conviene no perder de vista que hay gente exitosa y que disfruta de la vida ignorando por completo estas ideas y sus similares de premio y castigo  del cristianismo. La crueldad y la psicopatía tienen su espacio en esta vida y a veces asociado a un vistoso bienestar.

Creo que el punto fundamental para vivir una vida anclada en valores o principios espirituales y elegir el camino de la empatía, el respeto y la compasión no pasa por negar que se puede vivir sin que los demás importen y sentirse bien sino optar por transitar el propio camino independientemente de las elecciones ajenas. Poco debería importarme cómo construye su felicidad ese otro que en mis términos es inmoral o ejecuta actos reñidos con la ética. Ese es su camino y el mío es otro.

Realmente no veo necesario creer en la reencarnación ni motivarnos en una vida futura de fortuna para llevar una vida moral y éticamente aceptable en el presente y lo cotidiano. La clave para ser responsable y respetuoso pasa por aprender a gestionar el dolor eficientemente y así no buscar alguna forma de compensación en el afuera por lo que sentimos. No es un dar para recibir ni un hacer buenos actos para que la vida me retribuya con el mismo criterio simplista del cielo y el infierno con el que la mayoría fuimos educados en occidente. En lo personal, el sistema de premios y castigos  no lo deseo para mi vida.

A medida que aumenta la comprensión del misterio de la vida y se acepta la realidad y el sufrimiento como parte de ella sin resistencias en el corazón, es posible transitar nuestro paso por este mundo con sensibilidad, amabilidad, generosidad y cuidado de otros y con otros. El poder espiritual para enfrentar la adversidad se incrementa naturalmente y con él nuestra capacidad para gestionar en el modo en que atravesamos las escenas. El beneficio es para todos y el primer paso para lograrlo es que lo hagamos cada uno en nuestra propia vida.

Maestro, veo que a veces te ríes solo. ¿Es que tienes lindos recuerdos de algo o alguien? No hijo, no hay recuerdos; río por mi naturaleza. Los seres humanos somos todos esquizofrénicos, duales, pensamos en blanco y negro, hacemos y no hacemos, amamos y odiamos al mismo tiempo, estamos y nos preocupamos por estar. ¿Qué te extraña que ría si a veces lloro?

Del desconcierto, el miedo y la espiral de silencio.

Aturdidos y desconcertados solemos ser presa fácil del fulgor de la contradicción y sus derivados. En el afán de contar y ser con el otro, al habitar nuestra ineludible naturaleza social y casi con unción religiosa omitimos, pasamos por alto y evitamos ver lo que se despliega groseramente frente a los ojos de nuestra conciencia. A veces nos embarga el deseo de atribuir lo que sucede a causas que no tienen que ver con nosotros, de las que somos ajenos y meros observadores.

Cual superados adalides del desapego espiritual andamos por la vida a distancia prudencial del compromiso emocional, somos capaces de amar a la humanidad pero desentendernos del sufrimiento del otro frente nuestras narices. Con una actitud lindante con la irresponsabilidad vemos lo injusto y desmesuradamente abusivo como si lloviera. Pero quienes se encuentran transitando la sumisión del no poder, íntimamente saben del desamparo y el aturdimiento en el que se sobrevive.

Es difícil sustraerse a la gravedad que involucra la voluntad de ignorar y desentenderse frente al dolor del otro cuando es, básicamente, una extensión del propio. Es cuestión de tiempo y circunstancias para que una escena de la vida no nos tenga por protagonistas con papeles cambiados.

No son pocas las veces que nos invade lo paradojal e inescrutable de existir y la necesidad de lidiar con nuestros miedos más hondos. Pero vivir el ideal solo en el espacio de «nuestras cabezas» solo nos vuelve esperpentos espirituales, seres humanos degradados a la irrealidad del «castillo de cristal» que nos ampara en el espanto al mundo.

Buscamos amor casi con desesperación y en esa carrera solemos temer a opinar diferente por miedo a ser segregados, a la amenaza sutil del aislamiento social que nos desvincularía de aquello que sentimos como protección. Así el silencio se vuelve una opción que oculta y disimula el miedo pero no lo resuelve. Y en la carencia espiritual y la angustia emocional de no saber qué hacer, nos volvernos serviles, nos entretenemos y nos pasa la vida a la espera de un tiempo mejor que «alguien» nos tiene que proveer.

“Correr en el pelotón constituye un estado de relativa felicidad; pero si no es posible, porque no se quiere compartir públicamente una convicción aceptada aparentemente de modo universal, al menos se puede permanecer en silencio como segunda mejor opción, para seguir siendo tolerado por los demás”. (Noelle-Neumann)

Del engaño y la autoindagación

Todos y cada uno de los engaños de este mundo no son nada comparados con los que cometemos con nosotros mismos. Ser honesto con uno mismo es uno de los más duros desafíos de la vida e infinitamente más difícil que culpar y condenar a otros o al entorno. Lo más sencillo es reprimir, disimular y ocultar a través de máscaras constituidas por todas esas cualidades maravillosas y nobles virtudes que creemos tener.
Rechazamos mirar y afrontar el dolor a causa del miedo pero al hacerlo nos causamos una clase de sufrimiento que se vuelve inexplicable para una mente acostumbrada a negar lo que siente y a no aceptar la realidad tal como es. La madre de todas las batallas se libra dentro de uno mismo con coraje para autoindagarnos, humildad para aceptar nuestra vulnerabilidad y compasión hacia nuestra condición de seres humanos.

Transformarse, crecer y madurar como seres humanos implica transitar por cada rincón de nuestras actitudes y rasgos inconscientes.

“No es mirando a la luz como se vuelve uno luminoso, sino hundiéndose en su propia oscuridad” Carl G. Jung

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40 Citas Acerca del Sufrimiento

Por Jeff Foster

1. La Tendencia de Nuestra Cultura de Evitar el Sufrimiento 

“Hay cierta tendencia en nuestra cultura de evitar el sufrimiento, de distraernos de él, de etiquetarlo como algo ‘malo’ o ‘negativo’, de meditarlo o medicarlo para que desaparezca, de evitar nuestra experiencia de él (¡y por supuesto que en esto también hay gran inteligencia!). Gran parte de nuestra medicina occidental se orienta hacia la supresión de los síntomas, hacia calmarlos o detenerlos, hacia intentar apaciguar el caos y emprender una búsqueda hacia lo que la sociedad define como lo ‘normal’. «

2. Una Clara Definición Acerca del Sufrimiento
“He aquí una clara definición del sufrimiento: 
El sufrimiento es imaginar que estamos separados de nuestra Fuente.”

3. El Sufrimiento, en Resumidas Cuentas 
“En resumidas cuentas, tu sufrimiento es esto: ‘¡Quiero controlar este momento, pero no puedo!!!!’ «

4. Los Conceptos Divididos son la Causa de Tanto Sufrimiento 
“Positivo y negativo, Dios y diablo, santo y profano, cielo e infierno, bien y mal, vida y todo-lo-que-está-contra-la-vida; todos los conceptos que dividen, tan viejos como la humanidad misma, son la causa de tanto sufrimiento y violencia.”

5. Sufrimiento Sobre Sufrimiento 
“Querer que las cosas desaparezcan, apila sufrimiento sobre sufrimiento.”

6. Quizás el Sufrimiento no sea Ningún Enemigo 
“Quizás el sufrimiento no sea ningún enemigo, y en su corazón haya una lección de primera mano, en tiempo real, que debamos aprender, si es que deseamos ser realmente humanos, y realmente divinos. Quizás el fracaso contenga el cambio necesario. Tal vez el sufrimiento sea un derecho de paso, no una prueba o un castigo, no una señal hacia el pasado o hacia el futuro, sino un apuntador directo hacia el misterio de la existencia, aquí y ahora. Quizás es que la vida nunca pueda estar yendo ‘mal’ para nada.”

7. Miedo a Perder el Control
“Gran parte de nuestro sufrimiento se reduce al miedo de perder el control, a la resistencia ante el caos, a la desesperación de querer un nuevo orden en medio de la tormenta.”

8. Todo Sufrimiento Contiene una Profunda Invitación 
“Todo sufrimiento contiene una invitación muy profunda – conocer y ser lo que eres: el Espacio para el dolor, el Espacio para la decepción, el temor, la confusión, en lugar de una víctima. Es la invitación para ser Capacidad para cada momento, y no una víctima. Esto no es pasividad o ‘darse por vencido’, sino un surgir creativo y alineación con toda la inteligencia del universo.”

9. La Invitación 
“La invitación es entender el sufrimiento con profundidad, y ver la raíz de esa ilusión cósmica: que hay algo que pueda ser ‘mío’, que hay algo que pueda ser ‘perdido’, que la vida podría ‘equivocarse’, que la experiencia presente no haya sido ya absolutamente permitida, que todo lo que aparece no es VIDA y por lo tanto, sagrado.”

10. Descubre la Libertad en Todo Aquello de lo que Estés Queriendo Huir 
“Incluso el más extremo de los sufrimientos es una perfecta expresión de la totalidad, y también una invitación para volver a ella. La vida es una incesante invitación para descubrir la libertad en todo aquello de lo que estás queriendo huir. De esta manera no podrías llamar sufrimiento al ‘sufrimiento’, para nada. Porque, en su libertad, ¿quién estaría sufriendo?”

11. No Busques Fuera de Ti Mismo 
“Cuando nos vemos sumergidos en el caos y en el desorden de no reconocer más qué diablos somos o por qué somos, comenzamos a buscar desesperadamente algo a qué aferrarnos. Nos sentimos sin hogar y comenzamos a buscarlo. Pero la tormenta contiene una poderosa invitación a la Presencia, a tu verdadero Hogar. El caos nos invita a recordar la verdadera fuente, el inquebrantable poder y orden: nosotros mismos.
‘¡No busques la felicidad fuera de ti…!’ te susurra la tormenta. Sufrirás hasta que comprendas esto, y después sufrirás cada vez que lo olvides, entonces, es así como el sufrimiento se convierte en una campana de meditación en medio de la tormenta, una ingeniosa invitación por parte de la vida.”

12. El ‘Sufrimiento’ no es una Maldición 
“Aquello a lo que llamamos ‘sufrimiento’ no es ninguna maldición, ni un castigo, una aberración, o una señal de tu fracaso. El ‘sufrimiento’ es sólo una palabra que apunta hacia la constante invitación que nos hace la vida: a descubrir que lo que está pasando en este momento está mucho más allá de ‘tu’ control. Es una invitación para descubrir una profunda aceptación hacia la experiencia presente; para descubrir que cada pensamiento, sensación, sentimiento, sonido, etc. que aparece en el momento presente YA ha sido aceptado. Las compuertas están completamente abiertas: este momento ya es tal y como es. Hágase tu voluntad… Ya está hecha.» 

13. Despertar del Sueño de ‘Mañana’ 
“Todo lo que pasa en tu vida – incluyendo el sufrimiento y la incesante búsqueda – es una especial invitación para que despiertes de tu sueño de ‘mañana’, y para que abraces profundamente lo que hay aquí, en este momento. No hay ningún error, cuando incluso el error es apreciado.”

14. La Vida nos Desnuda y nos Deja en Nuestra Pura Esencia 
“A través de lo que llamamos ‘sufrimiento’, la vida nos desnuda dejando tan sólo la pura esencia. Se trata de un camino mal entendido de absoluta simplificación. A veces duele, a veces queremos salir corriendo, pero el proceso es esencialmente amoroso, porque sólo pretende despertarnos de los sueños e historias de segunda mano para que apreciemos la vida en sí misma.

15. La Divina Desilusión 
“A través del ‘sufrimiento’, todo lo que conocemos, todo lo que hemos creído, todo lo que nos dijeron acerca de nosotros y el mundo, es puesto en duda. Surge una divina desilusión. Aleluya. Porque la duda, el dolor, la tristeza, la confusión, no son otra cosa que un portal hacia aquello que es Indudable: tu desnuda presencia, aquí y ahora. Y entonces, surge la primer pregunta: ‘¿Quién soy?'» 

16. Jamás Podrás ser Definido, Dividido, o Destruido. 
“El sufrimiento – cuando no huyes más de él, cuando dejas de ser indiferente, o cuando dejas de negarlo – siempre te pondrá frente a frente con el hecho de que aquello que eres, jamás podrá ser definido, dividido, o destruido.”

17. ¿Cómo Serías Tú sin el Sufrimiento? 
“¿Cómo sería la ausencia de sufrimiento? Todo sería tal y como aparece. El sufrimiento sería el intento de escapar de aquello que está apareciendo. ¿Quién serías, en tu dolor, sin sufrimiento? Sólo habría dolor, plenamente sentido. El sufrimiento es la historia de ‘mi dolor’, en el tiempo, y la historia de alguien tratando de escapar de ese dolor, en el tiempo. El sufrimiento surge cuando te apropias del dolor – eso es la identidad. Toda identidad es sólo un pensamiento.”

18. Dolores de Parto
“El sufrimiento son los dolores de parto de la libertad.”

19. La Libertad es tu Verdadera Naturaleza 
“La libertad es tu verdadera naturaleza, tu natural estado interno, tu verdadera identidad, y sufres cuando olvidas esto.”

20. Resistencia al Momento Presente 
“El sufrimiento es, ni más ni menos, que la resistencia al momento presente, el esfuerzo que se hace por rechazar lo que inevitablemente es, el fallido intento de controlar o escapar del Ahora, nuestro doloroso anhelo de ser Dios. 
En pocas palabras, el sufrimiento es el ‘ego’. El ‘ego’ no es una cosa, ni un objeto, tampoco una entidad, sino una resistencia que surge del gran malentendido de nuestra verdadera naturaleza y una falsa identificación con la limitación.”

21. La Raíz de Nuestro Sufrimiento 
“…en la raíz de nuestro sufrimiento está el intento de escapar de lo que hay aquí.”

22. Tú no Estás ‘EN’ un Cuerpo 
“En la raíz de la mayor parte del sufrimiento relacionado con el dolor corporal y la enfermedad está la idea de que nuestros cuerpos están, de alguna manera, en ‘contra’ de nosotros. ‘Mi cuerpo me ha traicionado’ – sin embargo, esto resulta absurdo cuando te das cuenta que tú no estás ‘en’ un cuerpo. La mecanismo de sensaciones siempre cambiantes a la que llamamos ‘cuerpo’ simplemente aparece en lo que tú eres y jamás podría actuar en ‘tu’ contra.”

23. Una Creativa Invitación a Despertar 
“Tu lucha no es un enemigo, una falla o un castigo cósmico – se trata de una guía profundamente inteligente, una creativa invitación a despertar, una incomprendida señal cósmica que apunta hacia la profunda verdad no-dual de quién eres realmente, más allá del mito de ti mismo – un ser ya libre, radicalmente vivo, y mucho más allá de toda lucha.”

24. Inocentes Nubes de Energía 
“La diferencia entre 
el sufrimiento y la liberación
es la misma diferencia que hay entre
ser definido y contenido por los pensamientos 
y ver a los pensamientos como ‘sólo pensamientos’ – 
inocentes nubes de energía flotando en la inmensidad de tu cielo azul.”

25. Las Circunstancias no Pueden Hacernos Sufrir 
“Las circunstancias no pueden hacernos sufrir. El sufrimiento no es algo que nos suceda. El sufrimiento es el olvido de lo que realmente somos – la Vida misma. Sufrimos cuando nos identificamos con algo, con algo que es inherentemente limitado y transitorio – un pensamiento, un sentimiento, una sensación, una imagen, una historia.”

26. Campana de Meditación 
“El sufrimiento es una señal de alerta que nos indica que nos estamos identificando como ‘una cosa’, como una entidad limitada, olvidando nuestra verdadera naturaleza como no-cosa, lo cual implica que somos todo. El sufrimiento es una campana de meditación, no un enemigo.”

27. El Dolor que Implica Olvidar Nuestra Verdadera Naturaleza 
“El dolor que implica olvidar nuestra verdadera naturaleza,
Esa terrible nostalgia a la que llamamos ‘sufrimiento’ 
A menudo nos sirve como una perfecta campana de meditación.”

28. Violencia y Sufrimiento 
“Olvidar que somos la consciencia misma es el único ‘pecado’, el único ‘mal’, y nos conduce a toda la violencia y sufrimiento del mundo.”

29. Nada ni Nadie Puede Hacerme Sufrir 
“Nada ni nadie puede hacerme sufrir. El sufrimiento es siempre, siempre, mi propia resistencia hacia La-Forma-En-Cómo-Las-Cosas-Son-En-Este-Momento, es mi propia falta de alineación con la perfecta coreografía del universo, una inocentemente imaginada separación de mi verdadera naturaleza, de la Consciencia misma.”

30. Despertar 
“Despertar es simplemente comprender que nada ni nadie tiene la capacidad para hacerme sufrir.”

31. Sé lo Que Eres 
“No necesitas ser el pacífico, el iluminado, el fuerte, el evolucionado, el inmune al sufrimiento. Todos estos conceptos son falsas limitaciones a tu ilimitada naturaleza. Simplemente sé lo que eres, no ‘esto’ o ‘aquello’, sino El Uno, el espacio para todo.”

32. La Trampa de ‘Todo es Perfecto’ 
“Solía verme atrapado en la trampa del concepto ‘todo es perfecto’. Sufría tremendamente y me decía a mí mismo ‘mi sufrimiento es perfecto’ (lo cual ERA cierto en un sentido absoluto…) ¡y no hacía nada al respecto… y me sorprendía a mí mismo luchando contra todo aquel que sugería que sí podría HACER algo! Me había cegado a la perfección total que INCLUÍA nuestra habilidad de echar una nueva mirada hacia lo que experimentamos (¡perfectamente!) como sufrimiento.”

33. No Hay Ninguna Prisión 
“La búsqueda para liberarnos de la prisión del sufrimiento crea la ilusión de un prisionero atrapado allí ‘dentro’. Cuando no hay ningún intento de escapar (o aunque haya uno), no hay ninguna prisión, y tampoco ningún prisionero ahí ‘dentro’ – sólo hay lo que está surgiendo en el momento – ya sea dolor, miedo o tristeza. Y es algo que no le está sucediendo ‘a’ nadie, simplemente surge en la inmensidad de sí mismo.”

34. Resistirse a la Forma como las Cosas están Surgiendo 
“El sufrimiento es siempre, siempre, nuestra resistencia hacia la forma como las cosas están surgiendo en el momento, la negación de la vida, el fallido intento de negarnos a presenciar la experiencia, el rechazo inconsciente de las energías de la vida que se mueven dentro de nosotros. El sufrimiento es una contracción, el olvido de que somos el infinito espacio que acoge cada pensamiento, sensación, sentimiento conforme surge y se desvanece, como una ola en el inmenso océano.”

35. El Cielo y el Infierno 
“El cielo no es un lugar, sino lo más íntimo de nosotros – nuestra presencia, la presencia de Dios, la presencia misma, tierna y cálida; eterna y libre. El infierno es el olvido de este Cielo, la agotadora huida del Ahora, la aparentemente interminable búsqueda en el tiempo de aquello que jamás podría ser encontrado en el tiempo. El infierno es el infinito dolor de la auto-negación, el insoportable anhelo por llegar a Casa.”

36. El Más Grande de los Gurús 
“Para muchos, el sufrimiento ha sido el más grande de sus gurús.”

37. Eres Mucho Más Grande que el Sufrimiento 
“No tienes que sentirte ‘bien’ todo el tiempo. No tienes que estar libre de toda resistencia todo el tiempo. Eres mucho más grande que eso, de hecho, eres absolutamente ilimitado.”

38. El Fin del Sufrimiento 
“El fin del sufrimiento está infinitamente más cerca de lo que te imaginas.”

39. Volver a la Vida 
“Se trata de volver a la vida. Se trata de despertar a la gracia. Se trata de una amistad incondicional y una infinita bondad contigo mismo. Se trata de que esas olas poco amadas, desatendidas y rechazadas se sientan finalmente a salvo, para que puedan salir desde la profundidad, desde la oscuridad, desde cada esquina y cada grieta de la experiencia hacia la luz, resplandeciendo en absoluto asombro.”

40. No Juzgues tu Tristeza 
“No juzgues tu tristeza, tu depresión, tus sentimientos de fracaso tan precipitadamente, y tampoco juzgues el proceso de los demás porque en realidad nunca puedes saber lo que es mejor para cada quien, y en realidad no sabes más que la vida misma. Aquello que rechazas (en los demás o en ti mismo) podría ser la mejor de las medicinas, un maestro poco comprendido, invitándote a despertar mucho más profundamente de lo que pudiste haber imaginado. ¡Podría ser el guardia del umbral, el portero de un reino olvidado!”

Acerca del autor: Jeff Foster se licenció en astrofísica por la Universidad de Cambridge en 2001. Un buscador espiritual especialmente fino en sus reflexiones, gracias a la claridad de su visión, descubrió lo extraordinario en lo ordinario. Actualmente organiza encuentros y retiros en el Reino Unido y Europa, en los que aborda clara y abiertamente cuestiones como las frustraciones de la búsqueda espiritual, la naturaleza de la mente y la Claridad presente en el centro de todo. Ayuda a las personas a descubrir lo que realmente son, más allá de todos los pensamientos y juicios acerca de sí mismos, incluso en medio de la tensión y la lucha de la vida moderna y las relaciones íntimas.